Primero. El Seminario de Marcus Vieira para mí hace eco en dos dimensiones. La primera, me invita a pensar el paso del cuerpo del fantasma al cuerpo del sinthome, a partir de la pregunta ¿cómo dar cuenta de la presencia de un goce imposible para un parlêtre? Y la segunda, es algo en relación a lo que pasa en las calles de Santiago, a propósito de lo que sería una política del no-todo y una clínica de momentos cruciales.

Segundo. “No es lo mismo testimoniar en casa” decía Raquel Cors, introduciéndonos de este modo al campo de lo inédito, impensado e inaugural en nuestra Sede: la presencia de un “testimonio de pase” de una AE. Remarco el enigma que inaugura la transmisión de un deseo de hablar “ya sin el peso de las palabras” y el singular (y valioso) uso del sueño y pesadilla para ubicar lo real que des-articula.

Tercero. Una conversación política que me permitió intentar elaborar lo colectivo de la soledad de cada uno y los impasses de la transferencia en la Sede: el lugar del Sujeto Supuesto Saber, el trabajo de transferencia y la transferencia de trabajo.

+ Uno. Una con-vivencia, en donde la risa vino al cuerpo para inyectar un plus de vida a las experiencias de Escuela.